jueves, 8 de octubre de 2009

Termino resilencia

Descubrí el término resilencia hace unos años cuando mi mujer compró el libro Los patitos feos de Boris Cyrulnik y pensé ya está leyendo cosas raras otra vez. Pero no, el libro asusta al principio, libro para psicólogos, pero el tema es apasionante y terminas devorándolo y llenándolo de subrayados y notas.
Boris Cyrulnik nació en Burdeos en 1937 en una familia judía que desapareció en los campos de concentración nazis de los que él consiguió escapar con tan solo seis años. Finalizada la guerra, huérfano, inicia un camino errático por distintos centros y familias de acogida hasta que a los ocho años la Asistencia pública francesa le instala en una granja donde con la ayuda de unos vecinos descubre el lado afable de la vida. Pasados los años se hace neurólogo, psiquiatra y psicoanalista siendo uno de los fundadores de la etología humana.
Pero, ¿qué es la resilencia? Así es como apuntan Tomás Fernández Aúz y Beatriz Eguibar, los traductores de Los patitos feos, su significado:
El autor centra este trabajo en la versión psicológica del concepto de “resilencia”, palabra que el Espasa menciona como voz que usa la mecánica para indicar la “Propiedad de la materia que se opone a la rotura por el choque o percusión”, y que el Larousse define como “Índice de resistencia al choque de un material”. En este ensayo, resilencia equivale a “resistencia al sufrimiento“, y señala tanto la capacidad de resistir las magulladuras de la herida psicológica como el impulso de reparación psíquica que nace de esa resistencia.
Pensando en el proceso de educación de mis hijos he apuntado y reflexionado sobre las enseñanzas de este libro. Pero también lo he hecho sobre su impacto en un trabajo como el mío en el que sólo se pueden considerar un éxito el 29% de los proyectos (ver: Reglas para el éxito en los proyectos de TI). En 1998, trabajando con un cliente en Buenos Aires, me contaron que en el proceso de selección de candidatos para el departamento de informática incluían un test para evaluar la resistencia a la frustración, o lo que es casi lo mismo, su nivel de resilencia y me pareció tan lógico que sigo sin entender que no se utilicen más estas herramientas para la selección en trabajos con este posible nivel de estrés y frustración.
Y todo esto ha venido a cuento porque hoy he leído en la pastilla roja, Windows Vista, el DRM y la “resilencia”, que resilencia también se aplica para referirse a la robustez de los sistemas informáticos. Así, la resilencia de un sistema es, en general, inversamente proporcional a su número de componentes.
Para saber más sobre la resilencia:
El amor que nos cura, Boris Cyrulnik, Editorial Gedisa, S.A., 2005.
La resilencia. El oculto potencial del ser humano. Helena Combariza.
Muy interesante. Entrevista a Boris Cyrulnik.
La resilencia. La escuela de la adversidad, consumer.es

Etología

La etología (del griego ethos, que significa "costumbre") es la rama de la biología y de la psicología experimental que estudia el comportamiento de los animales en libertad o en condiciones de laboratorio, aunque son más conocidos por los estudios de campo.
Los científicos dedicados a la etología se denominan etólogos. La etología corresponde al estudio de las características distintivas de un grupo determinado y cómo éstas evolucionan para la supervivencia del mismo.
La etología es la ciencia que tiene por objeto de estudio el comportamiento animal. Los seres humanos, también animales, formamos parte del campo de estudio de la etología. Esta especialización se conoce con el nombre de etología humana. A principios del siglo XX se creó la psicología comparada, que consistía en el estudio de la conducta y las capacidades psicológicas de las diferentes especies animales y que, en este sentido, consideraba la conducta humana como uno de los muchos tipos de conducta animal. Los conductistas utilizaron este método en sus estudios, pero a partir de 1973, cuando los científicos Konrad Lorenz, Honoka Misaki y Niko Tinbergen recibieron el Premio Nobel por sus estudios sobre la conducta de los animales, la etología comenzó a considerarse ciencia con pleno derecho, y la psicología comparada se integró en esta nueva ciencia.
Los objetivos de los etólogos son el estudio de la conducta, del instinto y el descubrimiento de las pautas que guían la actividad innata o aprendida de las diferentes especies animales. Así, los etólogos han estudiado en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta y muchos, muchos otros. En estado salvaje, los animales se manejan con ciertos códigos impuestos por la propia lucha por la supervivencia, por ser el más apto para dirigir una manada o ganarse el derecho a comer o a copular primero.[1]
En Europa, la investigación del comportamiento animal se desarrolló resaltando los estudios de campo y las conductas instintivas. Hemos de destacar a algunos de los más brillantes etólogos: Konrad Lorenz, con su estudio sobre la impronta en los gansos; Karl von Frisch, centrado en el sistema de comunicación de las abejas, y Niko Tinbergen, interesado en el estudio sobre el instinto en el pez espinoso. En los Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XX, destacó una investigación del comportamiento animal centrada en las conductas aprendidas en medios controlados. Estas investigaciones dieron lugar a la psicología comparada y al conductismo.
En 1951, Tinbergen publicó The Study of Instinct, en donde plantea las cuatro preguntas sobre las que se apoya la etología (causacional, del desarrollo u ontogenético, evolución y filogenético),y se encarga de hacer una distinción entre la psicología comparada y la etología.
En 1966, Robert Hinde hace una síntesis de las dos, y distingue los aspectos más destacables de cada una.
Contenido[ocultar]
1 Los cuatro porqués etológicos
1.1 Causal
1.2 Desarrollo
1.3 Evolutivo
1.4 Filogenético
2 Comportamientos innatos y aprendidos
3 Definiciones
4 Bibliografía
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
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[editar] Los cuatro porqués etológicos
[editar] Causal
Intenta averiguar la causa directa del comportamiento. Podemos hacer aquí dos dicotomías sobre el tema:
Causa interna o externa
La causa interna es un modelo de caja abierta, intenta explicar la causa a nivel fisiológico. La causa externa intenta responder a la pregunta de qué causa externa ha desencadenado la respuesta etológica, como si de un modelo de caja cerrada fuera, sin preocuparse del motivo fisiológico.
Modelo de hardware y software
El modelo de hardware intenta explicar las causas que se ven, las causas sensibles de ser estudiadas directamente. El modelo de software intenta explicar las causas que no se ven, por lo general cognitivas, aunque esa definición es discutida.
[editar] Desarrollo
[editar] Evolutivo
Intenta responder qué beneficios obtiene el animal de un comportamiento y qué ventajas evolutivas ha tenido para que este sea seleccionado. Por ejemplo, ¿qué ventaja evolutiva obtiene una gallina de cuidar a sus crías y no abandonarlas?
[editar] Filogenético
Intenta responder a la pregunta de ¿cuándo apareció dicho comportamiento en la historia evolutiva de la especie?
[editar] Comportamientos innatos y aprendidos
Otro problema que aborda la etología es si un comportamiento tiene bases genéticas o es básicamente aprendido. Durante décadas, muchos etólogos -entre ellos Konrad Lorenz-, proponían que un comportamiento o era innato o aprendido. En cambio otros científicos de la rama de la psicología y otros de ramas diferentes afirmaban que los comportamientos podían tener características de los dos tipos. Finalmente, se llegó a la conclusión de que, aunque un factor sea innato o aprendido, en muchas ocasiones tiene parte de ambas cosas: requiere aprendizaje o un conocimiento innato para su correcto desarrollo.
[editar] Definiciones
Existe cierta tendencia dentro de la etología a eludir una definición formal de la misma, y las definiciones existentes son amplias y ambiguas. Algunas de ellas son estas:
- Nikolaas Tinbergen (1951): Estudio objetivo del comportamiento. Más tarde diría: Estudio biológico de la conducta.
- Eibl-Eibesfeldt (1979): Estudio comparado del comportamiento.
[editar] Bibliografía
Carranza, J. (Ed.). (1994). Etología: Introducción a la ciencia del comportamiento. Cáceres: Universidad de Extremadura.
Font, E.; Colmenares, F. y Guillén-Salazar, F. (1998). El lugar de la etología en las ciencias del comportamiento. Revista de Psicología General y Aplicada, 51(1): 55-83.
Guillén-Salazar, F. (1996). Comportamiento animal y sociedad: Una introducción a la etología aplicada. En: Etología, psicología comparada y comportamiento animal. (F. Colmenares, ed.), pp. 113-133. Madrid: Síntesis.
Guillén-Salazar, F.; Pons-Salvador, G. y Carpintero, H. (2001). El desarrollo histórico del estudio del comportamiento animal en España: desde el Renacimiento hasta nuestros días. Revista de Psicología General y Aplicada, 54(2): 331-344.
Pozuelos Jiménez de Cisneros, A. (2004). La etología del perro. Madrid: Ateles.
[editar] Véase también
-* Comtesee
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Biología
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Zoología
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Konrad Lorenz

Buscan en la genética el origen de la felicidad humana

De un tiempo a esta parte, diversos investigadores han intentado encontrar el origen genético de la felicidad humana, es decir, los genes que favorecen el optimismo y el bienestar. Ahora, científicos de la Universidad de Tel Aviv tratan de identificar exactamente los genes que hacen que nuestra percepción de las cosas sea más positiva o más negativa. En paralelo, investigan también con las aplicaciones de la llamada “psicología positiva” en el tratamiento de pacientes con trastornos neurológicos. Todo en un esfuerzo por aplicar la felicidad a la medicina clínica, y por entender el substrato genético de la dicha para, tal vez, algún día ser capaces de rediseñarla genéticamente.
La búsqueda de la felicidad caracteriza a la condición humana a pesar de que, para aquéllos que sufren estrés, problemas graves o enfermedades crónicas resulte difícil tener una visión positiva de la vida.
Sin embargo, la felicidad es esencial para la salud, aseguran los científicos. Por eso, investigadores de la Universidad de Tel Aviv trabajan actualmente en dos direcciones: intentando descubrir el gen de la felicidad, por un lado, y potenciando la felicidad en individuos con trastornos neurológicos, a través de talleres de una rama de la psicología denominada “psicología positiva”.
Según publica dicha universidad en un comunicado, el profesor Yoram Barak, de la Escuela de Medicina Saclker de la Universidad de Tel Aviv, intenta encontrar el gen de la felicidad, que sería responsable en un 50% del grado de optimismo humano.
Investigando con gemelos
En colaboración con investigadores del mayor hospital de Israel, el Chaim Sheba Medical, en Tel Hashomer, Barak trata de encontrar los genes específicos asociados a la felicidad.
Según él, los primeros resultados de esta investigación señalan que podrán identificarse estos genes. “Si algo es genético, debe observarse una gran coincidencia entre gemelos (que comparten la información genética). Los estudios con gemelos que estamos analizando muestran que el 50% de la felicidad de los individuos viene genéticamente determinada”.
Los descubrimientos realizados hasta ahora por el científico y sus colaboradores han aparecido recientemente publicados en un artículo de la revista especializada Expert Review of Neurotherapeutics.
En él, los investigadores explican que la felicidad es un estado emocional en el que abundan los sentimientos positivos y la satisfacción vital. Pero la importancia de este estado no sólo es que nos aporta bienestar, sino que también influye en nuestra salud.
Ingenieros de la felicidad
Por ejemplo, señalan los científicos, para los individuos que sufren enfermedades neurológicas, la felicidad es importante porque puede disminuir las consecuencias negativas de un daño en el tejido neuronal.
Por otro lado, en diversos estudios se ha relacionado la felicidad con la salud y el éxito en muchas áreas de la vida, incluyendo el rendimiento laboral, los logros deportivos o las relaciones sociales.
De ahí la importancia de tratar de encontrar el origen de la felicidad humana. Según Barak, aún estamos muy lejos de ser capaces de diseñar genéticamente la felicidad. Pero, desde ahora, hay que empezar a pensar positivamente.
También psicología positiva
La otra línea de investigación abierta por Barak y su equipo está basada en la llamada psicología positiva que, según el científico, es “el área de la psicología que más rápido está creciendo en los Estados Unidos y en el mundo”.
Esta rama estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad, así como de las fortalezas y virtudes humanas, contraponiéndose así al estudio de los aspectos negativos y patológicos del ser humano, característico de la psicología.
Aspectos positivos de nuestra mente, como la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad o la resiliencia son los objetos de investigación de la psicología positiva, término acuñado por el profesor Martin Seligman, de la Universidad de Pennsylvania y antiguo Director de la Asociación Americana de Psicología, a finales de los años 90 del siglo pasado.
La aplicación de la psicología positiva permitiría propiciar ese 50% de la felicidad que no es genética en el ser humano. Barak trabaja con ella en talleres, los más recientes realizados con 120 participantes de la Sociedad de Esclerosis Múltiple de Israel.
Según la Universidad de Tel Aviv, los primeros resultados obtenidos de estos talleres indican que la psicología positiva mejoró los niveles de felicidad de los participantes en un 30%.
Este trabajo, según Barak, busca desarrollar “intervenciones y prácticas orientadas a investigar las aplicaciones de la psicología a la medicina”. El estudio de los efectos físicos derivados del estado mental de pacientes con trastornos neurológicos es un intento de tender puentes entre la psicología y la medicina clínica.
Los beneficios psicológicos de los programas de psicología positiva van acompañados por beneficios físicos. El científico afirma que “hemos sido capaces de elevar los niveles de felicidad de estos pacientes, y también hemos podido demostrar que este hecho ha provocado una estabilización en su trastorno neurológico”.
Por tanto, la psicología positiva podría añadirse a los tratamientos ordinarios, y también aplicarse para mejorar la vida de cualquier persona sana.
Genes y felicidad
Volviendo al tema de la genética de la felicidad, éste ha ocupado a diversos investigadores en los últimos tiempos.
En la revista New Scientist, se publicó el pasado mes de febrero un artículo sobre las investigaciones de un equipo de científicos de la Universidad de Essex, en el Reino Unido, que había descubierto que, entre las personas estudiadas, aquéllas que habían heredado dos copias de la variante “larga” del gen 5-HTLPR eran más optimistas.
Los individuos con este gen, que es el encargado de transportar un neurotransmisor llamado serotonina, tendían por naturaleza más que otras personas a evitar las imágenes negativas, prefiriendo más las positivas de un conjunto de imágenes mostradas durante las pruebas, que fueron realizadas con un total de 97 voluntarios.
Estudios previos habían revelado, por el contrario, una tendencia a la negatividad y a la ansiedad entre individuos con al menos una variante corta de este mismo gen. En la revista especializada Proceedings of the Royal Society B los investigadores de la Universidad de Essex detallaron los resultados de sus investigaciones.
Por otro lado, científicos de la Universidad de Edimburgo publicaban en 2008 los resultados de una investigación realizada con 900 parejas de gemelos y de mellizos, que demostró que la herencia genética es la responsable, en gran medida, de la felicidad de las personas.

los genes son el 50

miércoles, 7 de octubre de 2009

Lo que necesita saber sobre las células estaminales

La investigación sobre las células estaminales embrionarias ha despertado un debate en la comunidad científica internacional sobre la licitud ética de matar embriones humanos con fines experimentales.

Por un lado, algunos científicos justifican la muerte de los embriones alegando que servirá para curar enfermedades o simplemente niegan que los embriones concebidos sean seres humanos.

Por el otro, expertos explican que no es necesario matar para conseguir las mismas células y defienden la vida en su fase inicial.

Sin embargo, hasta ahora muchos se preguntan por qué un debate tan específico ha cobrado magnitud mundial, qué son estas células estaminales y para qué sirven.

¿Qué son las células estaminales?

Las células estaminales -también conocidas como células madres, troncales o germinales-, son células maestras que tienen la capacidad de transformarse en otros tipos de células, incluidas las del cerebro, el corazón, los huesos, los músculos y la piel.

¿Dónde hay células estaminales?

Hasta el momento se ha confirmado que hay células estaminales en el cordón umbilical, la placenta, la médula ósea y en los embriones.

¿Cómo son las células estaminales embrionarias?

Estas células estaminales están contenidas en los embriones humanos de sólo días de concebidos. A este tipo de células se les llama pluripotenciales porque pueden convertirse en prácticamente cualquier órgano y permiten al embrión desarrollarse y convertirse en un cuerpo totalmente formado. Cada blastocisto o blástula, es decir un embrión de cinco días de concebido, es una esfera hueca formada por alrededor de 100 células.

Las células de la capa externa formarán la placenta y otros órganos necesarios para sustentar el desarrollo fetal en el útero. Mientras que las células internas formarán casi todos los tejidos del cuerpo.

Es por ello que, teóricamente, si se aprende cómo hacerlas crecer y las manipulan, se podrían originar tejidos u órganos nuevos en el laboratorio para implantarlos en pacientes y curar enfermedades.

¿Qué ocurre cuando las células estaminales son extraídas del embrión?

El embrión ya no puede seguir desarrollándose y muere.

¿No hay forma de obtenerlas sin matar a los embriones?

Sí, por ejemplo se pueden utilizar las células estaminales de la placenta y el cordón umbilical. En este caso, la ciencia aprovecha las células que son desechadas naturalmente por la madre al momento del parto. Ni la placenta ni el cordón umbilical son vitales para el ser humano y pueden ser utilizados sin ningún problema ético.

Además, hay experimentos con células estaminales de la médula ósea que han logrado éxito. Éstas células son obtenidas de niños o personas adultas que no se ven afectados por perderlas.

¿Cómo son las células estaminales de adultos?

Son células que alberga el tejido maduro en el cuerpo de los niños y de los adultos. Las células madres están más especializadas que las embrionarias y dan lugar a tipos celulares específicos. Se les llama multipotenciales.

El cuerpo maduro utiliza estas células como "partes de reserva" para sustituir otras células caducas. Por ejemplo, ciertas células madres en la médula ósea producen glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas de la sangre. Investigaciones recientes indicaron que las células madres adultas se pueden convertir en muchos otros tipos celulares más de lo que antes se creía posible.

Los científicos que quieren analizar células estaminales embrionarias ¿de dónde las obtienen?

Generalmente, los científicos obtienen células estaminales embrionarias de los embriones que desechan las clínicas de fertilidad como parte de las técnicas de fertilización in vitro o "bebé probeta". Es sabido que estos procedimientos, implican en cada pareja interesada la fertilización de muchos óvulos pero no todos los óvulos fecundados -es decir con vida propia- son implantados en la mujer que los gestará. Algunos mueren, otros logran nacer y muchos son conservados congelados en los laboratorios para ser sometidos a experimentos, utilizados en otras parejas o simplemente ser desechados.

Sin embargo, han surgido grupos de científicos que a utilizando fondos privados, se dedican a producir embriones con el único fin de extraerles las células estaminales, destruyéndolos.

¿Para qué sirve investigar las células estaminales?

Aún no se ha logrado probar éxito alguno del uso de células estaminales embrionarias, sin embargo hay estudios de células estaminales de adultos que arrojan fuertes indicios sobre la posibilidad de utilizarlas para tratar determinadas enfermedades.

La intención de los científicos es controlar las características de transformación de las células madres para sustituir tejidos y órganos dañados por enfermedad o por lesión a fin de restablecer una función normal.

Por ejemplo, en las personas con enfermedad de Parkinson, se inyectan células madre en el área del cerebro que controla el movimiento muscular, donde la enfermedad mata a las células nerviosas.

Se cree que las aplicaciones terapéuticas de las células estaminales también podrían ayudar a tratar enfermedades como la diabetes, el mal de Alzheimer, los accidentes cerebrovasculares, el infarto del miocardio, la esclerosis múltiple, males vinculados con la sangre, los huesos y la médula ósea, así como quemaduras graves con injertos de piel, lesiones de la médula espinal, y tratamientos para pacientes con cáncer que han perdido células y tejido por radiación y quimioterapia.

Sin embargo, todo esto queda aún en el plano de las promesas. Varios médicos han advertido que se están creando demasiadas expectativas al respecto. La cura de todas las enfermedades no existe, por ello es totalmente inadecuado aumentar las esperanzas de enfermos y familiares diciéndoles que si se permite la manipulación de embriones se curarán muchas enfermedades, cosa que puede ser totalmente falsa.

¿Por qué muchos científicos insisten en usar células estaminales embrionarias?

Porque en el embrión las células estaminales son más abundantes y en teoría, más versátiles. Sin embargo, su uso supone la muerte de embriones.

Los médicos pro-vida están a favor de la investigación de las células estaminales de adultos. Muchos ya trabajan usando células madres de adultos en transplantes de médula ósea para pacientes con cáncer, sin dañar al embrión humano. La alternativa radica en extraer estas células de personas adultas. El problema es que no son tan abundantes y no se reproducen tan fácilmente como la de los embriones, pero la respuesta es que se necesita más investigación en esta área para que eso sea posible

martes, 6 de octubre de 2009

Seres de interespecies

Las quimeras son entidades interespecies, compuestas por una mezcla de ADN de dos o más organismos. Cruzar los límites de las especies puede ocurrir naturalmente (auque ocurre raramente) en animales, tales como la mula, y en plantas, tales como los rododendros. Además, los genes humanos son rutinariamente ubicados en microorganismos para producir insulina que se usa en el tratamiento de personas con diabetes y para producir numerosas otras drogas. Pero surgen nuevas cuestiones morales cuando los científicos proponen hacer criaturas cuya pertenencia al género humano estaría en duda.
Los científicos están actualmente participando en alteraciones genéticas para crear nuevos organismos interespecies para estudiar la función de los genes humanos en otras especies porque ese tipo de evaluaciones no se puede realizar en personas. El proceso científico usa células madres para transferir material humano genético a embriones no humanos. Al entender de una mejor manera el desarrollo de tejidos humanos, tales como el ojo y el cerebro; los científicos piensan que eventualmente serán capaces de reparar o mejorar estos tejidos en los seres humanos. Los nuevos organismos interespecies creados en el laboratorio incluyen un macaco coronado (una especie de mono nativo de la India), con células madres neurales de fetos humanos transplantadas a su cerebro anterior; embriones de pollitos recién nacidos que contienen células madres embrionarias humanas implantadas, y ratones con células madres de embriones humanos en el cerebro. Su creación ha causado muchas preocupaciones tanto por la dudosa eficacia de la ciencia como por las implicaciones éticas. El ímpetu de esta nueva tecnología es evidente en la proliferación de pedidos de patente para nuevas formas de vida.
La National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias) recientemente publicó nuevas normas para la investigación con células madres de embriones humanos. Aunque las recomendaciones no sean obligatorias, incluso la Academia (que favorece la creación y destrucción de embriones humanos para obtener células madres) apoyó la creación de quimeras pero se opuso a los experimentos que implican la inserción de células madres de embriones humanos en embriones humanos, de simio o de mono. La posibilidad de que un cerebro humano o casi humano sea encerrado en el cuerpo de un animal es censurable. La enseñanza católica nos dice: "Cambiar la identidad genética de un hombre como persona con la producción de un ser infrahumano es radicalmente inmoral."7

Mejoramiento genetico

El mejoramiento genético ha surgido como un asunto ético porque implica el poder de rediseñarnos a nosotros mismos, incluyendo el potencial de alterar la esencia misma de lo que significa ser humano. Presenta la opción que requiere la sabiduría de discernir cuando decir "sí" o "no" a esta nueva y poderosa tecnología, y la humildad de saber qué es lo que está más allá de los límites de nuestro entendimiento para evaluar o juzgar.1
¿Es incorrecto producir niños con altura y fuerza alteradas genéticamente para convertirse en estrella de la NBA (llamado "dopaje genético" por la prensa)? Y tome el próximo paso. ¿Por qué no diseñar niños súper inteligentes? Dicho niño podría crecer y descubrir la cura para el cáncer, o una fuente de energía que sin dañar el medio ambiente beneficie a la sociedad. Y, ¿qué hay de malo en rediseñar el envejecimiento humano para que la gente pueda vivir tanto como Abraham y Sara del Antiguo Testamento o incluso Matusalén? o ¿una criatura híbrida con características humanas y animales permitiendo que él (¿eso?) pueda realizar tareas indeseables o peligrosas en la sociedad que otros aborrecen? Algunas de estas situaciones reciben un "no" inmediato, mientras que otras requieren a una deliberación ética" para señalar lo que es correcto o incorrecto.
Hagamos un paso hacia atrás y definamos el mejoramiento genético. Los posibles usos de la tecnología genética están a veces divididos según el propósito: mejoramiento o terapia. El mejoramiento genético significa alterar los genes para mejorar los rasgos humanos o características más allá de lo que se considera "normal" para los humanos, es decir, diferente de los genomas que existen naturalmente (todo el ADN de un organismo). Por contraste, la terapia genética significa alterar los genes que poseen mutaciones peligrosas para prevenir o curar enfermedades. La mayoría concuerda en que un cambio genético que reduce la presencia de una enfermedad devastadora está bien, cuando se hace moralmente.
Hay algunas alteraciones genéticas en cualquiera de los dos polos de las características humanas que son bastante fáciles de clasificar como mejoramiento o terapia. En el caso en cuestión, un cambio genético que cure la fibrosis quística (cística) es sin duda terapia, mientras que producir un ojo humano que pueda ver en la oscuridad es sin lugar a dudas mejoramiento. Sin embargo, hay alteraciones genéticas que se ubican en la zona "gris". Por ejemplo, ¿dónde trazamos la línea en el mejoramiento de una persona de baja estatura –de 4'4" a 5'4" o incluso 6'4"? ¿En qué punto la terapia se vuelve mejoramiento? Podrá ver que la diferencia es difícil de ver y a veces de valor limitado.
El Papa Juan Pablo II usaba la distinción entre terapia y mejoramiento para referirse a la moralidad de las alteraciones genéticas mucho tiempo antes de que fuera científicamente posible llevar acabo dichos cambios en el genoma humano. En 1983, apoyó intervenciones terapéuticas tales como aquellas que afectan las "deficiencias cromosómicas" cuando la intervención promueve el bienestar y no daña la integridad biológica de la persona humana o aumenta el sufrimiento.2 Juan Pablo II también aprobó el mejoramiento genético cuando la intervención "apunta a mejorar las condiciones biológicas humanas" con dos requisitos: la intervención no interfiere con los orígenes de la vida humana en la concepción natural y respeta la dignidad de la persona humana y la "naturaleza biológica común" que provee la base de la libertad humana.
La enseñanza católica, como lo explicaba Juan Pablo II, por lo tanto defiende la esencia humana con su inherente dignidad que merece respeto y protección. Juan Pablo expresó preocupación debido a que el mejoramiento genético podría resultar en cambios que "provoquen marginalización fresca" en el mundo al alterar las características humanas y comprometiendo la integridad de los seres humanos. Advirtió que la intervención genética no debe "ser derivada de una mentalidad racista y materialista dirigida a la felicidad humana la cual es realmente reduccionista. La dignidad del hombre trasciende su condición biológica." Lo que es trascendental en el ser humano, nuestra dignidad y libertad, deben ser protegidas de un ataque tecnológico.3 Estos comentarios revelan la preocupación de Juan Pablo II de que el poder de la genética podría reducir a la persona humana a sus genes, una clase de mentalidad como la de Genes-R-Us (juego de palabras que imita la cadena de juguetes Toys-R-Us) que afirma que somos nuestros genes y nada más. Incluso a niveles puramente sociales/biológicos hay una gran cantidad de evidencia para refutar este enfoque cuando consideramos los asombrosos logros de las personas con discapacidades que triunfan en la vida a pesar de las limitaciones de sus condiciones genéticas y de lo que pueda indicar su ADN.
Sin embargo, sabemos por la demanda de drogas para el mejoramiento de la mente y las tecnologías de reproducción asistida, que el consumidor comprará productos para el mejoramiento genético con el fin de producir niños "diseñados" o "bebés biónicos" en cuanto sea seguro y efectivo rediseñar la programación biológica humana. (Aunque surgen otras cuestiones sobre los procesos científicos para el mejoramiento genético de las personas ya nacidas; dichas intervenciones no interfieren con la procreación ni implican la creación y destrucción de los embriones.)
Es claro que nosotros como sociedad tendremos que crear políticas para dirigir las aplicaciones éticas de esta nueva tecnología; o las fuerzas del mercado solas forjarán el curso del mejoramiento genético y los resultados no serán ni convenientes ni éticos. Para participar de la conversación como católico responsable e informado debemos entender las implicaciones del mejoramiento genético en dos niveles: el proceso científico en sí y las potenciales implicaciones éticas para los individuos y la sociedad.

Niños diseñados geneticamente

Los niños diseñados ya son una realidad. Los padres pueden elegir el sexo de sus hijos usando un proceso conocido como selección de espermas, en el cual un técnico puede separar el esperma masculino del femenino ya que éste último posee mucha más ADN y por lo tanto es más pesado. Luego, una mujer es inseminada artificialmente con el esperma del género que ella elija y aproximadamente el 75% de las veces, da a luz el bebé que ella ha elegido. Una encuesta reciente develó que el 60% de los estadounidenses no se siente cómodo con la selección de sexo porque trata a los niños como un producto en lugar de un regalo de Dios que está lleno de sorpresa y asombro. La enseñanza católica también se opone a esta clase de selección de sexo por razones morales adicionales. La Iglesia enseña que la transmisión de la vida humana está ordenada por Dios como resultado de la unión en matrimonio de un hombre y una mujer.4
"El origen de una persona humana es en realidad el resultado de donación. La persona concebida deberá ser el fruto del amor de sus padres. No puede ser querida ni concebida como el producto de una intervención de técnicas médicas y biológicas: esto equivaldría a reducirla a ser objeto de una tecnología científica. Nadie puede subordinar la llegada al mundo de un niño a las condiciones de eficiencia técnica mensurables según parámetros de control y de dominio. La importancia moral de la unión existente entre los significados del acto conyugal y entre los bienes del matrimonio, la unidad del ser humano y la dignidad de su origen, exigen que la procreación de una persona humana haya de ser querida como el fruto del acto conyugal específico del amor entre los esposos. El vínculo existente entre procreación y acto conyugal se revela, por eso, de gran valor en el plano antropológico y moral, y aclara la posición del magisterio a propósito de la fecundación artificial homóloga."5
Hay una segunda forma de producir niños diseñados que, de acuerdo a la enseñanza católica, también utiliza un proceso inmoral. Los científicos pueden producir múltiples embriones en el laboratorio mediante a fertilización in vitro (FIV), luego analizar su composición genética mediante la diagnosis genética de preimplantación (PGD). La ciencia está muy lejos de poder ligar concluyentemente un gene o genes a características complejas humanas como la inteligencia, pero algunos desordenes genéticos, como la fibrosis quística (FQ) son causados por una mutación en un gene que puede ser identificado en el embrión. Los técnicos evalúan los embriones para determinar si tienen el gene de la FQ, descartan aquellos que poseen el gene mutado, e implantan uno o dos de aquellos que están libres de la mutación en el vientre de la madre. Si hay embriones adicionales sin mutación, son congelados para su uso posterior. Este proceso no siempre tiene resulta en un embarazo, pero cuando lo hay, es aproximadamente 100% seguro que los padres darán a luz a un hijo sin FQ. Pero este proceso es intrínsecamente inmoral porque incluye la creación y la destrucción de vidas humanas, reemplaza el acto conyugal e incorpora una intervención de terceros en la concepción.
Los hijos diseñados con inteligencia, estatura, disposición, etc. a pedido son todavía una cosa del futuro porque los genes ligados a estas características no han sido identificados. Mientras que es imposible valorar la moralidad de un procedimiento de un futuro indeterminado, "es difícil imaginar que esto podría ser logrado sin riegos desproporcionados especialmente en la primera etapa experimental, como la gran pérdida de los embriones y el incidente de los contratiempos, y sin el uso de técnicas reproductivas."6 El proceso por el cual actualmente se crean niños diseñados es intrínsecamente inmoral según la enseñanza católica, pero debemos tener en cuenta que cualquier niño resultante de este proceso tendrá la misma posición moral y dignidad que cualquier otro niño. La intención y los medios usados en su creación son irrelevantes para la dignidad y el derecho a la vida que tiene el niño.