Las quimeras son entidades interespecies, compuestas por una mezcla de ADN de dos o más organismos. Cruzar los límites de las especies puede ocurrir naturalmente (auque ocurre raramente) en animales, tales como la mula, y en plantas, tales como los rododendros. Además, los genes humanos son rutinariamente ubicados en microorganismos para producir insulina que se usa en el tratamiento de personas con diabetes y para producir numerosas otras drogas. Pero surgen nuevas cuestiones morales cuando los científicos proponen hacer criaturas cuya pertenencia al género humano estaría en duda.
Los científicos están actualmente participando en alteraciones genéticas para crear nuevos organismos interespecies para estudiar la función de los genes humanos en otras especies porque ese tipo de evaluaciones no se puede realizar en personas. El proceso científico usa células madres para transferir material humano genético a embriones no humanos. Al entender de una mejor manera el desarrollo de tejidos humanos, tales como el ojo y el cerebro; los científicos piensan que eventualmente serán capaces de reparar o mejorar estos tejidos en los seres humanos. Los nuevos organismos interespecies creados en el laboratorio incluyen un macaco coronado (una especie de mono nativo de la India), con células madres neurales de fetos humanos transplantadas a su cerebro anterior; embriones de pollitos recién nacidos que contienen células madres embrionarias humanas implantadas, y ratones con células madres de embriones humanos en el cerebro. Su creación ha causado muchas preocupaciones tanto por la dudosa eficacia de la ciencia como por las implicaciones éticas. El ímpetu de esta nueva tecnología es evidente en la proliferación de pedidos de patente para nuevas formas de vida.
La National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias) recientemente publicó nuevas normas para la investigación con células madres de embriones humanos. Aunque las recomendaciones no sean obligatorias, incluso la Academia (que favorece la creación y destrucción de embriones humanos para obtener células madres) apoyó la creación de quimeras pero se opuso a los experimentos que implican la inserción de células madres de embriones humanos en embriones humanos, de simio o de mono. La posibilidad de que un cerebro humano o casi humano sea encerrado en el cuerpo de un animal es censurable. La enseñanza católica nos dice: "Cambiar la identidad genética de un hombre como persona con la producción de un ser infrahumano es radicalmente inmoral."7
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